Las estructuras totémicas de Adam Parker Smith (1978) se asemejan a un lenguaje simbólico formado por globos metálicos. Como falsos jeroglíficos, sus esculturas parecen tener un significado literal, pero el artista emplea estos objetos que crea él mismo como pinceladas: forma, color y líneas en movimiento. Sus obras resultan ser una concisa lección de historia del arte, desde lo antiguo a lo contemporáneo, con referencias que incluyen escultura grecolatina hasta body art de los setenta; además de un énfasis y exaltación similar al trompe l’oeil en torno a la idea de la autenticidad y la transmutación material. De apariencia livianas y flotantes, pero realmente sólidas, sus esculturas imitan el dinamismo de la escultura clásica a la vez que establecen vínculos con la cultura pop. Subyacente a cada pieza existe una alusión lúdica a la impermanencia y a lo eterno, una aguda exploración sobre la naturaleza tragicómica y perversa de la producción artística y el consumo contemporáneo.